El Vocabulario de Dios.

Hace un par de días escuchaba un sermón del Pastor Marcos Witt. Durante su ponencia utilizó una frase que me llamó la atención: “El Vocabulario de Dios”. Ustedes recordarán como yo, que en la época del colegio nos dejaban de “deber” un vocabulario sobre algún tema. Pues qué mejor vocabulario de Dios que su Santa Palabra escrita: La Biblia.

Cuando sintamos que ya no podemos con los problemas, digamos y creamos:
“Todo lo puedo en Cristo que me fortalece (Filipenses 4.13)

Cuando veamos a nuestro alrededor y nos falte comida, ropa, o incluso dinero, levantemos nuestras manos a lo cielos y hagamos nuestra su promesa:
“Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús. (Filipenses 4.19)”

Cuando nos sintamos solos o abandonados, creámosle a nuestro Dios cuando nos dice:
“Aunque mi padre y mi madre me dejaran, Con todo, Jehová me recogerá (Salmo 27.10)”

Cuando tengamos temor por nuestra seguridad o la de nuestros hijos, doblemos nuestras rodillas y supliquemos al Señor:
“El que habita al abrigo del Altísimo Morará bajo la sombra del Omnipotente...
Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, Que te guarden en todos tus caminos (Salmo 91.1, 11)”

Si una enfermedad está menguando nuestras fuerzas o las de un ser querido, acerquémonos confiadamente en Oración al Trono de la Gracia de nuestro Señor Jesucristo y pongamos nuestra fe en su promesa:
“Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. (Isaías 53.4-5)”

Si no estamos seguros de nuestra Vida Eterna, abramos las páginas de la Santa Biblia y aceptemos lo que Jesús mismo dijo:
“Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos. (Juan 10.9)”

El vocabulario de Dios no es sino su inerrante Palabra escrita en las páginas de la Biblia. Dediquemos un tiempo especial para leerla en familia, o el Señor nos dirá:
“¿Nunca han leído ustedes las Escrituras? (Mateo 21.42a)” o nos dirá
¡Qué equivocados están, por no conocer las Escrituras ni el poder de Dios! (Mateo “22.29)”

Jesús mismo nos recomendó:
“Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí (Juan 5.39)”

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