El Contrato Matrimonial

En el libro “El Matrimonio: Pacto y Compromiso”[1], el Dr. Gary Chapman nos habla de la diferencia entre tener un contrato matrimonial y hacer un pacto matrimonial. En su libro nos dice que “Un contrato es un acuerdo entre dos o mas personas, en el que se especifica que uno hará determinada cosa mientras el otro cumpla con otra.[2]
Creo que muchas acciones en nuestros matrimonios llevan componentes de contrato y otras lo llevan de pacto. Creemos que por que se firmo un documento nuestro cónyuge está obligado a hacer todo lo que le pidamos o muchas veces incluso sin necesidad de que se lo pidamos.
El contrato tiene ciertas características que el Dr. Chapman enuncia de la siguiente manera:

1. Los contratos suelen ser acuerdos con una limitación temporal.
Cuando nos casamos, recuerdo la frase del Pastor Rafael Cañas que nos dijo: “En las buenas y en las malas, en salud y enfermedad, en riqueza y en pobreza...hasta que la muerte los separe”. Sin embargo con el correr del tiempo olvidamos el “hasta que la muerte los separe” y cambiamos el resto así: “En las buenas pero no en las malas, en salud pero no en enfermedad, en riqueza pero no en pobreza, sobre todo cuando las malas, la enfermedad y las pobrezas sean tuyas y no mías.” La promesa no se la hicimos a un Pastor, se la hicimos a Dios: Hasta que la muerte nos separe. Si su matrimonio es un contrato tiene fin, si es un pacto nunca acabará.

2. La mayoría de los contratos se refieren a acciones específicas.
No hagamos leyes en nuestros matrimonios: Yo lavo los platos y tu los secas, yo lavo la ropa y tu la planchas, yo cocinó y tu limpias el jardín, etc. Un matrimonio con acciones específicas es un libro de leyes donde ya se sabe lo que ocurrirá si se hace algo o si se deja de hacer. Creo que es bueno ponerse de acuerdo en ciertas cosas, pero que tal si un día yo lavo los trastos y también los seco, y los guardo. Creo que eso agradaría a mi esposa.

3. Los contratos se basan en la premisa “Si tú tal cosa, entonces yo tal otra”.
Si tú haces esto, yo hago aquello, o yo hago esto y tu no haces nada. Damos esperando recibir, o esperamos recibir para poder dar. Eso es un contrato. El matrimonio es dar siempre sin esperar recibir. Si la frase anterior la llevan a cabo ambos cónyuges ¿quién se queda sin recibir?. Ese es el objetivo.

4. La motivación de los contratos es obtener un bien deseado.
El problema es que nuestra motivación es recibir. Si yo soy cariñoso probablemente me dejen estar en la computadora a tal hora, o si la llevo a comer el fin de semana me dará permiso de comprar un CD o un libro “X”. Siempre pensando: “Yo, yo, yo”.

5. Los contratos son con frecuencia implícitos y no verbales.
Como es mi esposa ella debe saber que me gusta la cena a tal hora, o que mi ropa esté planchada de tal forma. Como es mi esposo debe ser cariñoso y traerme flores.

Eso es un contrato matrimonial: Estoy esperando a mi esposa o esposo a que él sea lo que yo quiero. Cambiemos y mejor digamos: Voy a ser como mi esposo o esposa quiere que sea, sin olvidar por supuesto que en el centro del matrimonio debe estar siempre nuestro Señor Jesucristo.

[1] Chapman, G., Dr., “El Matrimonio: Pacto y Compromiso”, Broadman y Holman Español, 2004.
[2] idem

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