La lengua - Santiago 2
Continuando
con el estudio de Santiago, esta vez Warren Wersbie en su libro “Be mature” nos
hace tres observaciones con respecto a esta en base a lo que enseña Santiago.
La lengua:
- Tiene poder para dirigir.
1 Hermanos míos, no os hagáis
maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación.
2 Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra,
éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo. 3
He aquí nosotros ponemos freno en la boca de los caballos para que nos
obedezcan, y dirigimos así todo su cuerpo. 4 Mirad también las
naves; aunque tan grandes, y llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas con
un muy pequeño timón por donde el que las gobierna quiere.
Acá se compara a la lengua con dos
instrumentos que sirven para dirigir: el freno en la boca de los
caballos y el timón en los barcos.
Nosotros con nuestra lengua podemos dirigir
hacia donde irá todo nuestro ser. El freno
y el timón son instrumentos pequeños comparados con el caballo y el
barco, pero sin embargo son capaces de dominarlos y dirigirlos.
- Tiene poder destruir
5
Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas.
He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego! 6 Y la
lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros
miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella
misma es inflamada por el infierno. 7 Porque toda naturaleza de
bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar, se doma y ha sido
domada por la naturaleza humana; 8 pero ningún hombre puede domar
la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal.
Acá se
compara a la lengua con el fuego y con diferentes animales. Tanto
el fuego como las bestias y serpientes con veneno mortal con capaces de
destruir lo que se ponga en frente. Así exactamente se puede comportar nuestra
lengua. Lo que digamos puede encender un fuego o estar lleno de veneno mortal.
- Tiene poder para deleitar
9
Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que
están hechos a la semejanza de Dios. 10 De
una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser
así. 11 ¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua
dulce y amarga? 12 Hermanos míos, ¿puede acaso la higuera
producir aceitunas, o la vid higos? Así también ninguna fuente puede dar agua
salada y dulce.
Acá la
compara con una fuente y con una higuera y la vid.
Decidamos que vamos a producir, bendición a Dios y a los hombres, agua dulce,
buen fruto.
Comentarios