Hablemos sobre Semana Santa… |

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La mayor parte del mundo occidental -especialmente quienes vivimos en regiones con una cultura altamente influenciada por la Iglesia Católica- inició hoy Domingo de Ramos la celebración de la Semana Santa, Semana Mayor o Pascua. Honestamente hablando, no todos están de acuerdo en lo que la palabra “celebración” implica en una semana como la presente… en un extremo están quienes la ven como un tiempo en el que debe prestarse mucha atención a ritos y tradiciones religiosas (no necesariamente bíblicas), en el otro se encuentran quienes ven esta semana como una oportunidad para vacacionar y liberarse por completo de la rutina habitual… a veces de una manera no necesariamente “santa”. Entre los dos extremos del espectro se encuentran toda clase de opiniones (no necesariamente educadas) sobre lo que esta semana debe significar… opiniones que a menudo se quedan en eso: simples opiniones en el plano mental que no se concretan en la práctica. ¿Cuál es la posición correcta?
Bueno… antes que nada, es bueno recordar que no hay una ordenanza bíblica a “celebrar” esta semana, ni tampoco hay una prohibición para hacerlo… de hecho, la Biblia es clara al afirmar en Romanos 14 que cuando se trata de “asuntos de conciencia” “Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente”. Cuando se trata de vivir para Dios todas las semanas son una buena ocasión… por eso no es sorprendente que apenas unos versículos adelante Pablo declare que “si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos”. Dios no ordenó una semana santa… pero sí nos pidió una vida santa.
Y la santidad bíblica no se trata de ritos. Punto.
De hecho, casi todos los ritos relacionados con la Semana Santa no tienen origen bíblico. Piénsalo. La Palabra de Dios no dice que debamos bendecir palmas o ramos al inicio de la semana, ni que haya habido un Vía Crucis con 14 caídas… no menciona absolutamente nada acerca de procesiones (ni en silencio ni con cantos religiosos), no hay referencias a rezos especiales y -aunque ha llegado a crecer casi hasta convertirse en un verdadero arte- no hay nada en la Biblia sobre la elaboración de alfombras de flores y aserrín. Todas estas son tradiciones humanas… y aunque no tenemos el derecho de dudar sobre los motivos correctos con los que se puedan haber originado tampoco es posible sostener que tengan un valor espiritual real.
¿Cómo celebrar la Semana Santa entonces? Bueno, más que celebrar una semana, harías bien por comenzar examinando tu vida y tomar la decisión de que lo que vayas a hacer para mejorar tu relación con Dios en estas fechas no estará limitado a una semana. No te equivoques. Dios no quiere ser el Señor de los 40 días de tu cuaresma… como no quiere serlo de una semana en particular -llámese Santa o no- ni de “todos los fines de semana” en los que asistes a una iglesia evangélica… hmmm… para serte honesto ni siquiera creo que sea válida la expresión “el día del Señor” para establecer “el domingo” como un “día aparte” para Dios.
Dios quiere toda tu vida. 24 horas del día, 7 días de la semana, 52 semanas del año… de cada año del resto de tus días.
Semana santa versus vida santa.
Ni siquiera tienes que pensarlo mucho ¿no crees?
Conclusión: esta semana es tan buena como cualquier otra para glorificar a Dios… dicho de otra manera: si no está en tu pensamiento dedicar tu vida al Rey las otras 51 semanas del año, hacerlo solamente en una semana religiosa parece un poco… uhhh… ritual, del tipo de rito que han perdido el corazón por el cual fueron concebidos.
Y Dios no nos ordenó un cristianismo de ritos.
En este domingo de ramos, deseo para ti una vida santa.
Te aconsejo que la empieces esta semana.
Y que -por favor- no se acabe el domingo de resurrección.

Nos vemos mañana.

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