Piedras Vivas

Introducción
El capítulo titulado "Las piedras vivas de la Iglesia" trata de los sujetos que integran la iglesia. Nos habla del fundamento y edificio de la Iglesia, como su constitución es por humanos, los cuales deben ser piedras vivas para ser edificadas y para edificar, tanto con su estilo de vida, como por la Palabra de Dios, el servicio, la oración y las relaciones con los demás.

Contexto
Alrededor de mediados del siglo I d.C., y muy probablemente en el año 49, Pablo de Tarso viajo hacia el sur, de Antioquia a Jerusalén, y allí se reunió con los Cristianos sobrevivientes después de que Jesús había sido crucificado, unos dieciséis años antes. Este fue pues el primer concilio de la Iglesia con el fin de explicar la nueva iglesia como un cuerpo místico que tiene su propia vida coordinada y unificada, y que avanza hacia conclusiones inevitables y predestinadas. Para Lucas, el consejo de Jerusalén es un incidente eclesiástico. Para Pablo, es parte de la lucha mas grande que jamás se haya librado. Jesucristo había fundado una nueva Iglesia, al fin, la verdadera.
Mientras los judíos de Judea, y aun mas los de regiones semijudias como Galilea, tendía a formar grupos pobres, atrasados, oscurantistas, de mente estrecha, fundamentalistas, incultos y xenófobos, los judíos de la diáspora eran personas expansivas, ricas, cosmopolitas, bien adaptadas a las normas romanas y a la cultura helénica, conocedores de la lengua griega, cultos y mentalmente abiertos.
El Concilio de Jerusalén revelo la existencia de un partido del centro, dirigido con más o menos pusilanimidad por Pedro y Santiago. Después, el centro se desplomo y se rindió al ala judaista de los fariseos cristianos. A su tiempo, Pedro rompió con la Iglesia judeocristiana de Jerusalén, o por lo menos la abandono. Acepto la teología de Pablo -es muy posible que haya contribuido a ella con su propio conocimiento y sus percepciones- y se le unió en la misión ante los gentiles. (2)
Todo esto genero que tras la destrucción de Jerusalén los judíos cristianos se dispersaran y esto ayudo a la transmisión de las enseñanzas de Cristo.
Todo esto es un marco histórico de los inicios de la Iglesia y como fue obteniendo su forma.

Contenido
1. Fundamento y edificio.

La Biblia da diferentes figuras a la iglesia como tronco y ramas, cabeza y cuerpo, fundamento y edificio. El tronco, la cabeza y el fundamento corresponden a Cristo, el resto a los cristianos. Jesucristo es la roca fundamental de la iglesia, pero cada cristiano es una roca viva. Esto hace que seamos también base de la iglesia.
En el pensamiento del Señor, la iglesia, es decir el grupo de creyentes en Jesucristo, siendo más concretos, cada uno de sus participantes, debe ser enseñado y debe recibir la oportunidad de integrarse en todo lo que representa ser una piedra, un miembro o una rama.

2. Constitución humana de las primeras iglesias.

La iglesia de Jerusalén esencialmente estuvo constituida por judíos, los cuales eran considerados una secta dentro del judaísmo, conocida como los nazarenos (Hechos 24.5,14; 28,22). Un segundo grupo eran los helenistas, quienes eran judíos de la dispersión que hablaban griego, y que habían adoptado la forma de vida griega. Un tercer grupo eran los ebionitas quienes además de creer al evangelio obligaban a guardar la ley de Moisés.
Cuando se dio la persecución, fueron el grupo de judíos helenistas los que abandonaron la ciudad y llevaron la palabra a muchos judíos y también a algunos griegos y gentiles. Esto hizo que en muchas iglesias a los grupos judíos se le agregaran gentiles. Esto definía a las piedras vivas que Dios estaba levantando con los que creen el evangelio de su Hijo, no importando su procedencia. es decir que la única condición de entrar es hacerlo por la misma puerta, acercarse con la misma fe, situarse frente a la misma cruz, lavarse con la misma sangre y ser tocado por el mismo espíritu. En Cristo se da unión no separación.

3. Las piedras deben ser edificadas.

La edificación es una labor pastoral en donde los cristianos son el objeto de una acción definida, inteligente y programada, a fin de que crezcan, e desarrollen, se multipliquen, sirvan y glorifiquen al Señor. Se debe edificar al cristiano individualmente y luego a la congregación. Esta edificación propone como maestro, meta y modelo al mismo Señor Jesucristo.
Todo esto termina por definir al cristiano como las personas que en forma seria y comprometida siguen a Jesús, no simplemente de manera nominal, por razones de lugar o de cultura.
Al principio a quienes creían y seguían al maestro se les llamaba discípulos, porque miraban en su vida, sus obras y enseñanzas la verdad suprema y final para el ser humano.
La edificación debe empezar tras la conversión, madurando con el modelo de Jesús a los creyentes o Santos (Efesios 4.12), es decir, forjando un nuevo carácter o conjunto de cualidades que identifiquen a una persona.
Esto conlleva un proceso, iniciando con despojarse del viejo hombre, de las viejas maneras de vivir; seguido de vestirse con la nueva ropa, o sea nuevos caracteres, propios de la persona de Jesús quien es nuestro modelo. Luego de alcanzar dicha madurez espiritual debe enfocarse en la obra de Dios. La dicha de ser cristianos no es solo ser salvos, perdonados, reconciliados con el Padre y saber que hay una herencia que nos espera. Es la dicha de ser agentes, participantes, en pleno de lo que Dios hace en el mundo.
En hebreos se habla de un programa de enseñanza básica. En ella se habla del fundamento que consistió en la enseñanza sobre las obras muertas, la fe en Dios, la doctrina de bautismos, luego sigue la imposición de manos, y luego a aspectos proféticos como la resurrección de los muertos y el juicio eterno (Hebreos 6.1,2).
La segunda carta de Pedro también muestra un programa formativo del carácter cristiano estableciendo una escalera, empezando con la fe, virtud, conocimiento, dominio propio, paciencia, piedad, afecto fraternal y amor.
Todo esto indica que la edificación debe estar centrada en la Palabra de Dios sobre todo. tomando como modelo y meta al Señor Jesús. Este modelo debe ser aplicable a las vidas diarias y debe tener una metodología o procedimiento adecuado.

4. Piedras vivas como actores en la edificación.

Los santos no solo deben ser perfeccionados o madurados en su experiencia personal mas intima con Dios, con si mismos, con la iglesia, con el prójimo y con las circunstancias, sino que deben ser perfeccionados para la obra del ministerio.

(1) El testimonio vivencial
Esto habla del cristiano viviendo a diario con su familia, con sus colegas de estudio o trabajo, cuando viaja, es decir, es lo que la gente percibe del cristiano.

(2) El testimonio verbal
Es el privilegio y responsabilidad de todo cristiano de confesar con su boca a Jesús como Señor y Salvador y comunicar a los demás el evangelio de la salvación. El edificio de Dios se va ampliando en la medida que se añaden nuevas piedras, nuevas personas convertidas. Cada hermano donde vive, donde estudia, donde trabaja o donde se mueve, por medio de su vida y su palabra alentado por el Espíritu Santo, será un valioso edificador.

(3) Unidad en el cuerpo.
La congregación es un ámbito de relaciones con Dios y con los hermanos. Dichas relaciones deben de ser de amor, de misericordia, de ayuda.

(4) El servicio
El servicio debe ser fundamental en el trabajo edificador que como piedras vivas tenemos.

(5) La oración.
La oración es un caudal de poder que tiene el creyente. La oración es para pedir poder para testificar, para pedir obreros para Cristo, para pedir dirección, para pedir guía, para pedir que las iglesias sean bendecidas.

Conclusiones.
1. La iglesia esta formada por personas, por lo que deben ser amadas, ayudadas y orientadas por el dirigente.
2. Todas esas personas conforman una asociación espiritual, que tiene estructura, organización y desarrolla relaciones permanentes.
3. Toda acción pastoral debe edificar a los hermanos y enseñarles a ellos a edificar.
4. El ministerio de la iglesia debe ser integral. Se debe mantener la proclamación y el servicio.
5. Cristo nos envía al mundo a predicar y servir

Bibliografia
1. Barrientos, A., "Las Piedras vivas de la Iglesia", La Iglesia en que sirvo 43-58.
2. Johnson, P., " El ascenso y rescate de la "secta" de Jesús", La Historia del Cristianismo, Editorial Vergara, 2004, 13-93.

Comentarios

Entradas populares de este blog

La Iglesia Apostólica 30-100 dC

Propiciaciòn.

Ensayo sobre la Biblia