La Eternidad.

La vida se llama eterna porque existe desde la eternidad en el pasado hasta la eternidad que ha de venir: es la vida de Dios revelada en Jesucristo, quien es Dios[1].
Esta vida de Dios, que fue revelada en Cristo, se imparte a cada creyente en el Señor Jesucristo, por medio de un nuevo nacimiento efectuado por el Espìritu Santo, quien actùa a base de la Palabra de Dios[2].
Estrictamente hablando, la vida asì impartida no es una nueva vida excepto en el sentido de posesión humana; esta vida es todavía “lo que era desde el principio”. Pero el que la recibe es una nueva creaciòn[3].
La vida de Dios poseìda por el creyente es una parte indivisible de la vida que estaba eternalmente y està eternalmente en Cristo Jesús – una nueva vida en El y en el creyente-; como la Vid y los Pàmpanos, y la Cabeza y los miembros[4].

[1] Joh 1:4 En ella estaba la vida y la vida era la luz de los hombres,

Joh 5:26 Porque, como el Padre tiene vida en sí mismo, así también le ha dado al Hijo tener vida en sí mismo,

1Jo 1:1 Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y tocaron nuestras manos acerca de la Palabra de vida,

[2] Joh 3:3-15 Jesús le respondió: «En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de lo alto no puede ver el Reino de Dios.» Dícele Nicodemo: «¿Cómo puede uno nacer siendo ya viejo? ¿Puede acaso entrar otra vez en el seno de su madre y nacer?» Respondió Jesús: «En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios. Lo nacido de la carne, es carne; lo nacido del Espíritu, es espíritu. No te asombres de que te haya dicho: Tenéis que nacer de lo alto. El viento sopla donde quiere, y oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que nace del Espíritu.» Respondió Nicodemo: «¿Cómo puede ser eso?» Jesús le respondió: «Tú eres maestro en Israel y ¿no sabes estas cosas? «En verdad, en verdad te digo: nosotros hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero vosotros no aceptáis nuestro testimonio. Si al deciros cosas de la tierra, no creéis, ¿cómo vais a creer si os digo cosas del cielo? Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea tenga por él vida eterna.

[3] 2Co 5:17 Por tanto, el que está en Cristo, es una nueva creación; pasó lo viejo, todo es nuevo.

Gal 6:15 Porque nada cuenta ni la circuncisión, ni la incircuncisión, sino la creación nueva.


[4] 1Co 6:17 Mas el que se une al Señor, se hace un solo espíritu con él.

Gal 2:20 y no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí; la vida que vivo al presente en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó a sí mismo por mí

Col 1:27 a quienes Dios quiso dar a conocer cuál es la riqueza de la gloria de este misterio entre los gentiles, que es Cristo entre vosotros, la esperanza de la gloria,

Col 3:3-4 Porque habéis muerto, y vuestra vida está oculta con Cristo en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida vuestra, entonces también vosotros apareceréis gloriosos con él.

1Jo 5:11-12 Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna y esta vida está en su Hijo. Quien tiene al Hijo, tiene la vida; quien no tiene al Hijo, no tiene la vida.

Joh 15:1-5 «Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta, y todo el que da fruto, lo limpia, para que dé más fruto. Vosotros estáis ya limpios gracias a la Palabra que os he anunciado. Permaneced en mí, como yo en vosotros. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid; así tampoco vosotros si no permanecéis en mí. Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada.

1Co 12:12-14 Pues del mismo modo que el cuerpo es uno, aunque tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, no obstante su pluralidad, no forman más que un solo cuerpo, así también Cristo. Porque en un solo Espíritu hemos sido todos bautizados, para no formar más que un cuerpo, judíos y griegos, esclavos y libres. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu. Así también el cuerpo no se compone de un solo miembro, sino de muchos.

Biblia Anotada de Scofield, Reina Valera 1960.
Citas tomadas de la Biblia Jerusalén.

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